El auditorio lleno hasta la bandera se convirtió en un espacio donde las artes una vez más se pusieron al servicio de los que no tiene voz. Canciones, audiovisuales, testimonios, poesía y pintura en vivo para introducir a los asistentes en el triste mundo de la trata. En la segunda parte del concierto se presentó «Casa Refugio», un hogar que acoge a chicas rescatadas de la explotación sexual, ofreciendo la oportunidad a los oyentes de participar de las soluciones al apoyar esta maravillosa labor.