Nos levantamos temprano para viajar hasta Villajoyosa en Alicante. Allí, pudimos compartir con una comunidad de una diversidad cultural enorme que nos acogió y se emocionó en el viaje por el que nos ha llevado la carretera durante 14 años. Pudimos conocer testimonios vivos de la situación de Venezuela, que como tantos otros, se han visto forzados a migrar buscando un futuro mejor.
En la tarde, la comunidad de Nueva Vida en Altea nos acogió con los brazos completamente abiertos, dándonos amor, hospitalidad, sensibilidad y un corazón abierto al mensaje que traíamos. Recorrer 14 años de historias y caminos en la duración de un concierto siempre se hace difícil, pero las miradas atentas de los asistentes nos ayudan a llegar hasta el final emocionados una y otra vez.
La respuesta post concierto fue impactante, de todo el material que teníamos llenando el stand, las mesas se quedaron literalmente vacías, además de poder disfrutar de conversaciones y nuevas relaciones de lo más interesantes…
Un tiempo realmente profundo y de calidad en Alicante del que esperamos poder disfrutar pronto nuevamente.