El octavo día de LINK nos dirigimos hacia el centro de detención de menores de niñas en Quito. De entre 12 y 18 años, alrededor de 10 chicas nos esperaban aquella mañana. Un largo proceso de documentación y seguridad nos llevó hasta un pequeño salón en el que nos sentamos para compartir. Las historias de familias desestructuradas, drogas e incluso la muerte son algunas de las realidades que trajeron a estas pequeñas a este lugar. Reflexionando sobre la larga vida que aún tienen por delante, tratamos de transmitir un mensaje cercano y lleno de esperanza que les hizo cantar, sonreír y plantearse nuevas decisiones en sus vidas.
Una mañana retadora, rompedora, pero también esperanzadora.